.
Ha
 pasado un año desde el primer número de la fantástica, y aunque por 
aquí no se nos ha visto el pelo, os aseguro que María Maraña no ha 
dejado de dibujar o jugar o imaginar.  Y  todo eso a la vez sucederá 
próximamente sobre las paredes desconchadas del local Quilombo, de cuyo 
boceto no desvelaré nada, pero diré que es fantástico!.
Por
 parte de la que escribe, la Java, ha sido un año cargado de proyectos 
para transformar ruinas, con paredes, claro, desconchadas. Habito 
incluso una de ellas: la casa liquen. Esta casa tiene la cualidad 
especial de tener muchas cosas viejas o rotas, y por eso los niños son 
más libres de jugar en ella sin miedo a romper algo, porque casi todo 
está roto. 
Un
 día, incluso, el dueño de la casa dejó que un niño dibujara libremente 
sobre una pared. El niño se cansó no obstante rápido, yo creo que porque
 no encontró el juego del “desconchado o grieta o mancha con forma 
de...” como el que practica la niña de la foto.
Y
 este juego me recuerda al de “las nubes con forma de...”, del que 
Fernando León de Aranoa escribe en su libro "Contra la hipermetropía", refiriéndose a la importancia de una 
mirada propia sobre la realidad cotidiana:
“
 Por lo que se ve y cuentan los libros de ciencias naturales, las nubes 
pueden ser de cuatro tipos atendiendo a su forma: cirros, cúmulos, 
estratos o nimbos. Esta clasificación se nos revela en el colegio, 
cuando uno tiene entre diez y doce años...Hasta ese momento las nubes, 
atendiendo a su forma, podían ser de muchos más tipos. Podían ser 
balones pinchados, maletas abiertas, soldados bailando....Podían ser lo 
que uno quisiera que fueran...De la imaginación de cada cual 
dependían...
Y
 es que cuando uno es pequeño, mirar las nubes es un juego, no una 
asignatura....Aunque todos vemos las mismas nubes, cada uno interpreta 
una cosa distinta.
Todo esto tiene que ver con la mirada. La mirada que tenemos sobre las cosas es lo más importante....
Cuando
 uno es un niño tiene mirada. Mirada propia. Después en el colegio te 
cuentan que las cosas no son como tu quieres verlas. Todo se igual, se 
uniforma...
Hasta
 ese momento la mirada es libre. Es personal, es propia de cada uno. Lo 
que és más importante, hasta ese momento la mirada es un juego 
divertido."
Esta
 mirada propia sobre la realidad cotidiana la puede convertir en algo 
fantástico. Es lo que le pasa a personas como Julio Cortazar, y que les resulta muy últil para sus trabajos: 
“No hago diferencia entre la realidad y la fantasía. 
Para mí lo fantástico procede siempre de lo cotidiano"
Esa mirada propia también desarrolla la capacidad crítica frente a las construcciones que se nos pretentan como universales, incuestionables. Creo
 que hay que ser conscientes de que las realidades uniformadas son acuerdos sociales (en el caso de las nubes, científicos) que se deciden porque son útiles para resolver 
cierto tipo de cuestiones en un momento dado, pero no las convierten en la única realidad 
real. Y eso deberían decirlo en el cole.











